De vuelta con el tema del U&lc. Debemos aclarar que U&lc tiene un significado: es la manera abreviada que tenían los directores de arte para especificarle a los tipógrafos que un texto indicado debería ser tipografiado en mayúsculas y minúsculas —Upper and lower case— en el idioma hablado. En el escrito, con la eterna presión de las pautas, U&lc, breve y compacto, era aceptado y entendido por todos.

Lo de case, en Upper y lower, es otra historia. Antigua. Proviene de cuando la tipografía se componía a mano (en inglés, typesetting). Los tipos móviles eran unos pequeños bloquecitos de plomo que llevaban las letras, en una de sus caras. En efecto, así se llamaban las familias de las letras, se llamaban caras (volvemos al inglés: typefaces). Pero nos desviamos. Lo de case —ahora en español: las cajas (por eso a los typesetters se les conocía en castellano como cajistas)— se deriva del hecho que a las caras se les guardaba cuidadosamente en unas cajas, de donde los cajistas las extraían para formar las líneas de tipo.

Una vez formada la línea, se le acostaba en la cama, un modelo de la página en relieve (todo al revés, para que imprimiera al derecho). La cama se entintaba con un gran rolo, y una hoja de papel se presionaba fuertemente sobre ella, transfiriéndose la tinta de la cama a la página y —voilà!— la página impresa.
Dicho sea de paso, lo de “impresa” no era relajo. Los expertos impresores aplicaban la presión necesaria, no solamente para que la cama transfiriera toda la tinta al papel, sino para que las letras en relieve repujaran levemente el papel, creando la incomparable belleza artesanal de una página impresa por este método. El papel adquiría un leve relieve, una sutil textura que, incluso, contribuía a su legibilidad.

Pero seguimos desviándonos. El tema de la tipografía es así de seductor para este viejo artista gráfico. Le trae poderosos recuerdos de sus primeros trabajos, a los once años de edad, cuando se colaba en los talleres del periódico EL MUNDO, en la calle San José, esquina Tetuán, para ayudar a entintar las galeras de corrección, y ganarse unos vellones para ir al cine. Las primeras lecturas de las columnas del periódico se efectuaban al revés, sobre el tipo levantado, pero la prueba final era sobre una galera impresa —y el entintarlas e imprimirlas para los correctores de galeras era trabajo de niños.

Los adultos estaban fundiendo el plomo, manejando las prensas antiguas, y cargando los paquetes de periódicos en los camiones que esperaban para llevarle la noticia comercial a todo el país.

En efecto, Che Guevara dijo que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor, y realmente esto aplica a todo lo que hacemos. Si vamos a hacer alguna diferencia durante el rato que nos toca caminar por este planeta, lo que hacemos lo tenemos que hacer con mucho amor. Y el viejo artista que escribe estas cuartillas quedó, desde muy joven, enamorado de la tipografía.

Por eso, cuando descubrió el U&lc, ya cuarentón, fue una gran revelación. ¡Una publicación dedicada a la tipografía! ¡Con amor!

Pero pongamos el romance a un lado, y hablemos de los leones, los guerreros de la tipografía de U&lc. Lo que estaba ocurriendo era una revolución de la estética gráfica, basada en la novedosísima tecnología de la fotocomposición, y las revoluciones la hacen los guerreros (y las guerreras), que por más amor que tengan, tienen que dar y recibir palos.

El primero entre los pares fue Herb Lubalin, guerrero tipográfico por excelencia. In your face!

En este corto espacio que nos prestan para expresarnos, lo que queda es dejarlo hablar por sí mismo. Podrán percatarse de que este león no hacía nada a medias. Si se iban a explorar las nuevas formas tipográficas que se hacían posible con la fotocomposición, pues se explorarían hasta el mismo borde del precipicio. Se estiraría la plástica tipográfica hasta que se coqueteaba casi con la geometría abstracta y pictórica, pero —y éste fue el genio de Lubalin— sin perder, nunca, el corazón tipográfico de su diseño, su legibilidad como lo que eran, al fin, las formas de sus diseños: letras y palabras.

 

Herb Lubalin fue un enamorado de su oficio de diseñador gráfico, y su principal pasión fue la tipografía.

Diseñó U&lc, y contribuyó, mes tras mes, a su influyente proyección en el mundo del diseño gráfico. Diseñó varios tipos, entre ellos el revolucionario ITC Avant Garde Gothic, originado como la cara del logo de otra influyente revista que él ayudó a crear, que llevaba el mismo nombre. Con esta fuente exploró cómo las formas de las letras —su geometría— puede crear relaciones puramente gráficas sin sacrificar su legibilidad. Puso al día la antigua tradición de las ligaturas tipográficas, y con un diseño muy siglo 20, que no ha perdido vigencia y vitalidad en el 21.